5
Etiquetas: prosa
Esta historia no la escribo a pedido suyo: la escribo porque jamás pude entender sus padecimientos, sólo escucharlos largamente intentando sentir en el cuerpo esa plenitud tan desgradable, cosa que siempre me fue imposible. Escribirla me acerca, quizás, un poco más a la comprensión. Yo siempre fui todo lo contrario, un relojito suizo. Cagar, comer, coger son funciones básicas, no puedo entender cómo tan complejas para ella. Recuerdo su cara cuando le contaba una nueva anécdota, cualquiera fuera, y debía interrumpir mi relato unos 2 minutos para ir al baño y, al volver, leeía en su cara la frustración, algo parecido al “si yo fuera vos…” Sí, yo sabía, se sentiría un poco menos miserable.
se puede leer también número 1, número 2, número 3 y 4
Grandes finales gran:
"¡Heroínas de su corporalidad!". Jaja.
Mirá la narradora, ¡eh! Muy buenas entregas, pero breves (eso es saber de políticas de lectura blogger).
Abrazo Ceci.
Gracias, che. Me alegra que te guste y lo estés siguiendo.
Beso
La evacuacuerpos a la carga. Por una dósis extra de dicha,che.
Ja, me gusta "la evacuacuerpos". Beso Marcel