Baldomerías
Tráfago
Me he detenido enfrente del Congreso,
y en medio del urbano torbellino,
he soñado en un rústico camino
y me he sentido el corazón opreso.
Una tranquera floja, un monte espeso,
el girar perezoso de un molino,
la charla familiar de algún vecino,
¿no valen algo más que todo eso?
Se ahogaban en la esquina algunas flores;
a formidables tajos de colores,
abríase el asfalto humedecido
como esbozando trájica sonrisa.
¡Quién va a fijarse en mí, si hay tanta prisa!
¡Quién va a escuchar mi voz, si hay tanto ruido!
El molino ya no gira, la blanca
calesita tampoco. Sin los tragos
en las cantinas, clavaron la guampas.
Y hasta los pungas, sin guita ni amigos,
bailan algún tanguito entre las sombras.
No hay farolitos sucios ni facón.
Las calles sin nombre, y esas milongas
chamuyeras, mueren en apagón.
¿Dónde están el Boedo y el Florida
si no hay tangueros, ni bandoneón?
Y yo me alejo, mangueando vida
silbando bajito un tango llorón.
Chan Chan!
Pintó la improvisación tanguera, nostalgiosa, jaja.
Beso, Cecí.
Claro, esa "nostalgiosidad" (?) que me resuena tanto, ¿o qué tipo de cosas pensás que escribía a los 16 años? Jaja